Internet y la Censura
Tuesday, May 30, 2006
  Potencial y límites de la libertad de expresión en internet

Entrevista a Damián Loreti

Damián Loreti es un abogado especializado en derecho a la información, que durante su carrera representó a distintos organismos como el Sindicato Argentino de Televisión y la Federación Argentina de Periodistas. Da clases en la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires y en la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata. Actualmente también ejerce el cargo de Vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

¿Hasta que punto es un mito la libertad de expresión que da internet y hasta qué punto es verdad?

Abordar la cuestión que vos planteás nos obliga a dejar de lado la cuestión del acceso universal: Asumiendo que todos nosotros tuviéramos acceso ilimitado a internet en banda ancha, con un rango de servicios aceptable, etcétera, la herramienta de internet te permite saltearte algunas dificultades para hacer pública tu voz que otros medios de comunicación tienen, eso es cierto. A partir de ahí la posibilidad de que el conjunto de la población del mundo conozca tu voz, queda solapada por algunas cosas. La primera de ellas es el rol de los buscadores. Si alguien de un buscador te bloquea no te encuentran más en la vida. Esto permite trazar cierto paralelismo con los procesos de concentración de los medios de comunicación en los cuales hay voces que se escuchan y voces que no se escuchan. Y aparecen mecanismos de censura indirecta. Aquí puede ocurrir lo mismo. El filtro de los buscadores implica eso.

¿Cree que a partir de las iniciativas que toman distintos gobiernos para preservar ciertos derechos (a la protección de la minoridad, etc) en detrimento del derecho a la libertad de expresión, va a haber a la larga un retroceso en la libertad que existe hoy en internet?

Se le asigna a esta tecnología la condición de propiciar un espacio en el que sería más fácil darles cumplimiento a derechos previstos en la comunidad internacional. Pero la libertad de expresión es una libertad preferida a otras desde el tiempo en que se ejercía sobre el papel. Lo que da la sensación de que –con todos los matices del tema del acceso- permite “recuperar” una especie de ágora global en el cual el que quiera tomar la voz la toma. El tema de los blogs por ejemplo es una demostración. Esto no asegura que todo el mundo pueda expresarse, pero por ejemplo los libros de información periodística permitieron en un momento que los periodistas expresaran ahí todo lo que no permitían las empresas editoriales: investigaciones sobre corrupción, etcétera. Y hoy hay blogs en los que aparecen datos que no publican los medios porque no los quieren sacar o por otra razón, hay blogs que no son de periodistas y que dan información. La tecnología ha desbordado ciertas previsiones de contención. Un caso fue el de la BBC con los atentados en Londres. No se dejó entrar a los periodistas, pero las personas que habían estado cerca del atentado sacaban fotos con cámara digital. También hay obstrucciones, más que nada por razones de moralidad. Y por lo demás nadie se atreve a decir que esto no va por razones políticas, hay mecanismos de censura indirecta muy claros: el tamaño de los caños, los modos de conectar las redes, la libertad o no de la arquitectura de la red, el tema de los costos, que no haya tarifa plana para el teléfono para la gente que no tiene banda ancha también incide, no hay quioscos públicos de acceso en términos cuasi gratuitos, no hay en las bibliotecas conexiones gratuitas de internet abiertas al público... hay mucho para trabajar en el marco del acceso y de la otra punta también mecanismos de constreñimiento de ciertas cosas.

¿A usted le tocó trabajar alguna vez en un caso de censura que fuera puntualmente en internet?
Me tocó asesorar, aunque no llegó a juicio, un caso de envíos masivos de mails de contenido político que de acuerdo a las políticas de uso de la empresa que prestaba el servicio del isp, no era spam porque no tenía contenido comercial y le bloquearon la salida porque decían que eso era spam. Yo estaba dispuesto a demostrar que eso era un cercenamiento de la libertad política porque respetaban las políticas de uso que indicaban que eso no era uso comercial.

¿Debería ser prohibido el spam?

No estoy seguro porque no sé si la prohibición del spam no genera por otro lado un proceso de concentración de las bocas de expendio de anuncios comericiales. Quiero decir, uno entra a una página web me y voy a topar con los banners, que no obstruyen la mirada de la nota que yo quiero ver, pero últimamente ocurre que aparecen publicidades que dicen “saltear aviso”. Y yo no quiero mirar el aviso. Y eso es un mensaje comercial no solicitado, pero no aparece como spam porque no fue enviado en un mail. Ahora, si yo prohibo el spam y permito esto lo que estoy generando es un proceso de concentración económica en ciertos sitios que ponen avisos sin avisarte. La verdad todavía no lo tengo del todo resuelto, pero me ofrece ciertas dudas.
 
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